Llega esta fecha aniversaria en momentos de conmoción mundial, regional y local. Por una parte, la pandemia del COVID-19 que no solo ha atacado la salud de una buena proporción de los habitantes del planeta sino también la economía, la educación y hasta el comportamiento y relaciones sociales de la mayoría de los países que se han visto afectados por la calamidad de este virus.
En nuestro país, según las cifras oficiales, el número de afectados y de fallecidos a causa del COVID-19 es relativamente bajo si tomamos como referencia las cifras de otros países de la región, ahora bien, como en lo personal no tengo suficiente información seria al respecto, no voy a entrar a comparar cifras respecto a los efectos en afectados y fallecidos por el virus en cuestión, sin embargo hay otras consecuencias que son notorias como por ejemplo, la suspensión de actividades docentes que oficialmente se le atribuye a la pandemia y no se dice nada de las remuneraciones de hambre que se les dan a los docentes en todos los niveles de educación formal.
Se activaron las clases on line en un país en el que la brecha digital es de las mayores en el continente, con la menor velocidad de conexión y con constantes fallas eléctricas que impiden definitivamente que la educación les llegue a todos los sectores de la población como lo establece nuestra carta magna.
Las carencias de los servicios básicos no son atribuibles a los efectos del COVID-19, son causadas por la destrucción de la infraestructura de servicios públicos lo que ha traído como consecuencia que las constantes interrupciones del servicio de electricidad, el deficiente abastecimiento de agua potable, la escasez de gas doméstico, el pésimo suministro de gasolina y otros combustibles entre otras causas, estén formando parte del mal vivir de la mayoría de la población.
Uno de los mayores inconvenientes que está impidiendo la solución de los problemas que aquejan a nuestro país, es la incertidumbre en la que está sumido, que impide planificar desde un punto de partida, las acciones para acometer la reconstrucción de la nación. Cada día cambian, para peor, las condiciones iniciales desde donde se debe comenzar el rescate necesario. Los responsables de esta crisis no han dado muestras ni de capacidad ni de voluntad para solucionarla, y las posibles soluciones que plantean implican colocar al país al estado en que se encontraba a principios del siglo pasado, cocinando con leña, transportándonos en carretas, con niveles de analfabetismo, desnutrición y enfermedades que creíamos superados definitivamente.
Hace falta el concurso de todos los venezolanos para salir de la situación tan lamentable que estamos viviendo, pero, sobre todo, de la actuación de los profesionales de primer orden con los que cuenta el país y que están dispuestos a volver a poner al servicio del rescate, actualización y progreso de la nación, los conocimientos y experiencia que han obtenido en las aun reconocidas universidades nacionales y en las foráneas.
Los ingenieros, arquitectos y profesionales afines tenemos un papel preponderante en el rescate de la patria, tenemos además la fuerza moral y técnica para lograrlo, pero para poder actuar hay que vencer la incertidumbre y la única forma de lograrlo es erradicarla desde su origen. Se tiene que producir el cambio radical que establezca el punto de partida para la planificación y puesta en marcha del proyecto que estamos dispuestos a llevar a cabo, que no es otro que lograr tener la Venezuela que todos merecemos. Esta es una tarea de todos los venezolanos, en la cual debemos poner todo nuestro empeño.
Sirvan estas palabras, en esta fecha conmemorativa de la creación de nuestra Corporación Gremial, como estímulo para seguir trabajando con la dedicación que nos caracteriza en lograr la mejor Venezuela para nuestros hijos.
Feliz Día del Ingeniero
28 de octubre de 2020
Ing. Félix Ojeda Oropeza
Presidente Asamblea Nacional de Representantes
Colegio de Ingenieros de Venezuela
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