Se expanden sin control los incendios forestales 01 de Junio de 2012,

Se expanden sin control los incendios forestales

“El país en vez de avanzar, más bien retrocede en vigilancia y cuidado de nuestros espacios naturales”, dijo el presidente de la Sociedad Venezolana de Ingenieros Forestales, Tulio Bastidas.

Montañas, cerros devastados por las incontrolables llamas. Pareciera que se producen de forma espontánea. Y hasta se le atribuye a la época de sequía. Pero, según las estadísticas, es casi imposible que sean producto de la naturaleza: en la mayoría de los casos el factor humano está implicado, por premeditación, descuido o imprudencia.  
"En nuestro país, es un problema de vieja data, que hasta la fecha no ha sido entendido ni atendido en su grave extensión", considera el presidente de la Sociedad Venezolana de Ingenieros Forestales, Tulio Bastidas. “Aunque no hay una data sobre las extinciones de especies de plantas por causas de estos incendios, cada vez preocupa más cómo frondosos bosques se convierten en sabanas”.
Los incendios forestales son aquellos que se expanden sin control, en áreas que no tienen calificación de terrenos urbanos, ni son de cultivo agrícola, que albergan especies arbóreas, arbustivas, de matorral o herbáceas. Tienen diversidad ecológica,  animal, vegetal y recursos hídricos.
El Ing.  Bastidas considera que  el país en vez de avanzar, más bien retrocede en vigilancia y cuidado de nuestros espacios naturales. "A finales de los años 40 y principios de los ’50, el antiguo Ministerio de Agricultura y Cría ante la incidencia periódica de incendios emprendió una campaña de prevención principalmente en el centro del país, por ser la zona más proclive a estos eventos. Se crearon programas de combates en Caracas, Carabobo, Guárico, Aragua y Miranda. Luego, cuando se fundó el Ministerio del Ambiente en 1967, este organismo estableció el programa básico número 1 de prevención y control de incendios forestales, por considerarlo el primer conflicto que afectaba a los recursos naturales".
Pero en 1989, el Ministerio “desmantela” estos programas y el problema se queda sin atención. El control de incendios solo se restringió a los parques y monumentos nacionales a través del Instituto Nacional de Parques, quedando el resto del territorio nacional a las buenas de Dios, cuando Venezuela como país tropical tiene una alta incidencia de estos eventos en todo su territorio. Hasta en las sierras de Mérida se registran, además es grave porque allí están las nacientes de los ríos de la cordillera andina, alertó.  
Desidia acaba con los bosquesRecientemente, producto de la aprobación de la nueva ley de Bosques y Extinción Forestal se retoma el programa de incendios, pero con muy escasa presencia nacional. Prácticamente en Carabobo y Aragua no existen estructuras para la detección temprana para el combate de incendios. "Cuando las escasas brigadas  de Inparques tienen conocimiento de un fuego, es porque la comunidad lo notifica, cuando debe implementarse los mecanismos de detección en sus primeros cinco minutos para evitar su propagación", sostiene Bastidas.
En nuestra región debería contarse con una estación hacia la zona de Puerto Cabello y Morón, en Bejuma y Montalbán y hacia Belén, por ser áreas de alto riesgo. Además la cuenca de abastecimiento para la zona regional del centro debe ser protegida contra los incendios forestales para evitar la desecación de las nacientes”, sugiere el experto.
Lamenta que ya no se hable de incendios forestales en las escuelas, ni tampoco se dirigen campañas hacia la comunidad sobre las conductas que deben asumir.
La desidia oficial está acabando con nuestros bosques, dictamina Tulio Bastidas. "La pérdida de la superficie boscosa significa la pérdida de la biodiversidad biológica de estos espacios protectores y arrastra consigo la extinción de especies de la fauna y flora, que en algunos casos no tienen carácter endémico. También deriva en la desecación de los ríos y la erosión de los suelos. A la larga, interrupción del ciclo hidrológico y del oxígeno, destrucción de la belleza del paisaje y hasta el recalentamiento de la atmósfera por su contribución al efecto invernadero".
Para recuperar un bosque silvestre puede necesitarse entre 10 y 70 años, dependiendo de su conformación físico-natural, según señala el biólogo Diego Díaz, Presidente de VITALIS y Jefe del Departamento de Ambiente de la Universidad Metropolitana. "Es mínima la posibilidad de que los incendios forestales se generen de manera espontánea. Las personas con fogatas y cigarrillos son muchas veces las causantes”.
Sólo lineamientos punitivosLa Ley Penal del Ambiente en su artículo 50, establece prisión de uno a seis años y multa de mil a seis mil días de salario mínimo para aquellos particulares o personas jurídicas que provoquen un incendio en selvas, bosques o cualquier área cubierta de vegetación natural". Y en el siguiente, se describe que si tales delitos se cometen dentro de Áreas Protegidas como Parques Nacionales, la pena será aumentada hasta la mitad y de acuerdo a la gravedad del daño, se podrá incrementar la sanción hasta las dos terceras partes. En otras palabras, un particular pudiera recibir una multa de hasta 50 millones de bolívares, o ser privado de su libertad hasta por 10 años.
Sin embargo, para el ingeniero Bastidas estos dos artículos punitivos son los únicos de todo el ordenamiento jurídico que se refieren a los incendios forestales. “No hay una clara definición de políticas en cuanto a la responsabilidad institucional. Por ejemplo, esta ley crea el sistema nacional de prevención control de incendios forestales, y señala que por vía decreto presidencial se establecería su organización. Hasta la fecha no existe tal reglamento”.
La gravedad, en el caso de Carabobo se aviva por las condiciones topográficas y el clima, ya que es el estado del centro del país donde más llueve por las corrientes encontradas del aire que vienen del mar  y de los llanos, por lo que la velocidad de los vientos es muy fuerte con la desventaja de pendientes muy inclinadas -por encima de los 800 metros- y la actuación de las brigadas de combate es prácticamente  "cuesta arriba", adicionó.
Aunque existe una pequeña brigada que tiene Inparques en San Esteban (Puerto Cabello) y en el parque Henri Pittier (Aragua), a todas luces no se dan abasto, asegura el experto. Por ejemplo, este último parque -de una extensión de 107.800 hectáreas- cuenta apenas con seis guardaparques que carecen de equipos de comunicación y el apoyo que requieren en cuanto a logística como alimentos y bebidas, es esporádico. Mientras que en El Avila -Caracas- aunque tiene una mayor organización, con un total de 20 puntos de guardaparques, hay muy pocos cortafuegos desarrollados -que son otro aspecto de protección de las áreas-, situación similar en el Parque San Esteban.
A este desolador panorama, ahora, se le agrega el factor de las invasiones: más de 300 personas habitan ilegalmente en los linderos del Parque Nacional El Avila, afectando 5% del área natural. Lo que desnuda la voluntad de las instituciones gubernamentales de no proteger el área o no hacer cumplir la ley, según refirió Edgard Yerena, especialista del departamento de Planificación de Areas Protegidas, de la Universidad Simón Bolívar.
Similar situación se registra en el Henri Pittier. En octubre de 2011, hubo una gran deforestación por la construcción de unas 40 casas en inmediaciones de la alcabala de la Guardia Nacional, El Limón, cuyas funciones son de guardería ambiental. "Hasta la fecha, las denuncias no han tenido una respuesta oficial", afirmó Tulio Bastidas.
 ¿Qué se debe hacer?
• El Ministerio del Ambiente debería revisar el ordenamiento jurídico sobre la materia, apenas hay artículos penalizadores, pero no planteamientos de políticas públicas de lo que debería hacerse, dice Bastidas.
• Las sociedades conservacionistas presionar al Gobierno Nacional para que el combate de incendios no esté solo centrado en parques nacionales.   
• En vez de decirle a la gente “no quemes” tenemos que decirle “cómo deben quemarse”. Hay zonas rurales o periurbanas donde no llega el servicio del aseo: deberían hacerlo a primeras horas de la mañana, en pequeños montones, preferiblemente abrir un hoyo donde incinerarla y guardar allí los sedimentos que pueden servir de abono. Hacer alrededor un pequeño cortafuego para evitar que se expanda hacia zonas de vegetación. Y notificar a los vecinos para que estén prevenidos.
• A la comunidad, cuando vean un incendio notificarlo rápido a las autoridades.
• A excursionistas, evitar el uso de fogatas. Preferible llevar comidas preparadas.
• No fumar en estos espacios, porque hay el riesgo de que ocasionen fuego.
• En el medio rural, organizarse en pequeñas brigadas. En Aragua, en la comunidad de Palmarito -cercana al Heni Pittier- hay una con 40 años de creada.
• Y los institutos o ministerios que tienen bajo su responsabilidad la administración de algunas áreas relacionadas, que asuman también el control de incendios en sus zonas, es decir Hidrocentro apoyar en la prevención en la Cuenca del Pao o Hidrocapital financiar estos programas en la cuenca alta del río Guárico o en la del Tuy.    
Foto:
El presidente de la Sociedad Venezolana de Ingenieros Forestales, Ing. Tulio bastidas
 
Fuente: Ana Isabel Laguna
Diario El Carabobeño

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